viernes, 13 de julio de 2012

Paradojas de nuestro tiempo


Paradoja:
es una proposición en apariencia verdadera que conlleva a una contradicción lógica o a una situación que infringe el sentido común.

La paradoja del mentiroso es en realidad un conjunto de paradojas relacionadas.

El ejemplo más simple de la misma surge al considerar la oración:

«Esta oración es falsa».

Dado el principio del tercero excluido, dicha oración debe ser verdadera o falsa. Si suponemos que es verdadera, entonces todo lo que la oración afirma es el caso.

Pero la oración afirma que ella misma es falsa, y eso contradice nuestra suposición original de que es verdadera.

Supongamos, pues, que la oración es falsa. Luego, lo que afirma debe ser falso. Pero esto significa que es falso que ella misma sea falsa, lo cual vuelve a contradecir nuestra suposición anterior.

De este modo, no es posible asignar un valor de verdad a la oración sin contradecirse.

Las paradojas de Zenón son una serie de paradojas o aporías, ideadas por Zenón de Elea, para apoyar la doctrina de Parménides de que las sensaciones que obtenemos del mundo son ilusorias, y concretamente, que no existe el movimiento.

Racionalmente, una persona no puede recorrer un estadio (medida de longitud griega de más o menos 174 metros) de longitud, porque primero debe llegar a la mitad de éste, antes a la mitad de la mitad, pero antes aún debería recorrer la mitad de la mitad de la mitad y así eternamente hasta el infinito. De este modo, teóricamente, una persona no puede recorrer un estadio de longitud, aunque los sentidos muestran que sí es posible.

Desde el punto de vista estrictamente lógico y matemático, y sin considerar sus aspectos filosóficos, las aporías o sofismas de Zenón pertenecen a la categoría de paradojas falsídicas, también llamadas sofismas, esto es, que no sólo alcanzan un resultado que aparenta ser falso, sino que además lo es.

Esto se debe a una falacia en el razonamiento, producido por la falta de conocimientos sobre el concepto de infinito en la época en la que fueron formuladas.

Hasta aquí hemos abrevado en la nave madre de Wikipedia.

Me quería detener en la paradoja del estadio, siguiendo el razonamiento de este sofisma, nadie podría recorrer esa distancia… y el planteo tiene cierta dosis de lógica, una tarde de verano, después de un rico asado regado de vino, puede llegar a convencernos.

Pero al otro día, vemos, palpamos y comprobamos que sí es posible recorrer esos 174 metros.

Hoy, en diversos medios y en especial en la televisión y más específicamente los programas políticos y de actualidad económica, pareciera que estamos en el “Zenón de Elea Tour” y así asistimos a grandes elucubraciones acerca de la  imposibilidad de recorrer un estadio, de que Aquiles alcance a la Tortuga o de que una flecha de en el blanco.

Y a veces uno se va a dormir convencido de estas maravillas.

Pero al otro día, cuando salimos a la vida real, vemos, palpamos y comprobamos que la flecha da en el blanco, Aquiles alcanza a la Tortuga y definitivamente esas casi dos cuadras son fácilmente transitables.


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