Ahí estabas vos con tu
grave y tenaz terneza ludíbrica
y yo, asaz baldado
derramando redondeces hídricas
A mis ojos entornó un terral
y fue como un festival
de matalones adamantinos
orgullosos de ser levantinos,
obstinados como un oriental
¿Y que trajo tu esparavel?
Acaso solo dovelas
que en tu redoma
como en las novelas
se amontonaban sin bisel
Emerge tu rostro egregio,
y se sumerge mi cara mustia.
Vos: dracónidas en cielo regio
Yo: un canto a la simple angustia
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