Vísteme de azul,
Señora del desierto,
que habitas mi mente
entre negras ideas
y pensamientos abiertos.
Codeándote con deseos oscuros
y reprimidas angustias,
imágenes de un mundo
hecho de ideas mustias.
Buscándome sin rumbo,
pasando mil suplicios,
en laberintos profundos
oxidados por mil vicios.
Ayúdame,
límpiame las escorias
de mi pasado incierto,
vísteme de azul...
y cámbiame la memoria
Señora del desierto.
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