jueves, 5 de abril de 2012

Sui Generis vs Pink Floyd


Con la llegada de Roger Waters, asistí en numerosas notas y comentarios en foros al nacimiento de un concepto extraño:
El Disco “The Wall” era una obra conceptual y por eso asumía una categoría excepcional en si misma.
Pues bien, Sector Invisible, defensor a ultranza del rock nacional (más allá de la contradicción en términos que esto supone) se vio en la obligación de develar un secreto bien guardado que tenía en sus archivos ocultos.

Sui Generis había hecho una obra conceptual casi siete años antes que los muchachos de Pink Floyd. 

Fue en su primer disco: Vida.

Esta obra por su naturaleza disruptiva debía ser escondida de la incipiente censura que comenzaba a imperar en Argentina. Para ello se la ocultó cambiando el orden de los temas.

Por suerte y gracias a contactos que mantendremos ocultos invocando el derecho constitucional de resguardar las fuentes, hoy podemos acceder a ese orden y un breve relato que unifica y clarifica esta magna obra.

Orden de temas original del disco “Vida”
  • Canción para mi muerte
  • Necesito
  • Dime quién me lo robó
  • Estación
  • Toma dos blues
  • Natalio Ruiz, el hombrecito del sombrero gris
  • Mariel y el Capitán
  • Amigo vuelve a casa pronto
  • Quizás porque
  • Cuando comenzamos a nacer
  • Posludio

Orden de temas real del disco “Vida”
  • Cuando comenzamos a nacer
  • Dime quién me lo robó
  • Necesito
  • Quizas porqué
  • Estación
  • Amigo vuelve a casa pronto
  • Toma dos blues
  • Mariel y el Capitán
  • Canción para mi muerte
  • Natalio Ruiz, el hombrecito del sombrero gris
  • Posludio

Esta obra conceptual narra la historia de un muchacho que se llama Natalio Ruiz y en el barrio lo conocen como “el Capitán”.

Empieza con un planteo metafísico, un grito en el desierto de esta sociedad despiadada, El Capitán se planta frente a la vida y dice:
Cuando comenzamos a nacer, / la mente empieza a comprender / que vos sos vos y tenés vida
Sí, uno nace y asume su vida, sus pesares y también sus logros, y “El Capitán”  frente a sus problemas existenciales al principio se hace eco del pasatismo de su época:
Que poca cosa es la realidad / mejor seguir, mejor soñar / que lo que vale no es el día.
Pero enseguida concluye que de nada sirve escapar a la realidad:
Pero el sol está, no es de papel, es de verdad.
Y luego hace un relato de lo que la maquinaria inhumana de la cultura central le impone:
Tenés una boca para hablar / y comenzás a preguntar / y conocés a la mentira.
Con tus piernas vas a caminar / y ahí te empiezan a encerrar / y te quedás con tu rutina / Y qué vas … y qué vas a hacer? ….Uno se cansa de correr.
La escuela, esa máquina de uniformar, hace mella en su delicado espíritu de artista, su corazón se agrieta y grita, grita su verdad:
Todo estaba muy bien, sí, / sabía la lección / de historia, de inglés o de amor. / Siempre fue igual mi profesor / siempre tuvo el la razón.
Su vida empieza a complicarse, sus certezas de la infancia caen por el peso de la cruel realidad:
Y ahora estoy tan confundido, /y ahora hay humo alrededor / ¿dónde está el sol? / ¿dónde está Dios? / Dime quién me lo robó.
A medida que va creciendo, “El Capitán” expone su necesidad de recibir amor:
Necesito alguien que me emparche un poco / y que limpie mi cabeza / Que ponga tachuelas en mis zapatos / para que me acuerde que voy caminando / y que cuelgue mi mente de una soga, / hasta que se seque de problemas y me lleve...
“El Capitán” conoce a una chica, a su amor de toda la vida, a la persona que lo completa, ella se llama Mariel, y él le canta arrobado:
Quizás porque no soy de la nobleza / puedo nombrarte mi reina y princesa / y darte coronas de papel de cigarrillo / Quizás porque soy un mal negociante / no pido nada a cambio de darte / lo poco que tengo: mi vida y mis sueños.
Y ese amor juvenil fructificó, Mariel y Capitán se amaron profundamente, el le gritaba al universo su momento de eterna felicidad, le preguntaba a todos si sabían de su paraíso:
Quizás sepan que tenía / una eterna compañera / que reía y se entregaba / desnuda sobre la arena / que volaba cuando estaba en algún sueño, / para despertarse dentro de su dueño, / al que le daba su amor / hermosa y salvajemente.
Mientras tanto, la sociedad iba a destruir su vida de amor y tranquilidad, empezaron a aparecer nubarrones en su entorno, él desgarrado por la certeza de que algo va a pasar, se lo comenta a un amigo y le ruega que no lo dejen solo:
Bueno es que hoy estemos juntos / hablando de las cosas por llegar. / Sabemos que pronto va a llover fuerte / mejor estemos juntos esta vez.
Y esa lluvia fuerte que “El Capitán” preveía, no tardó en llegar, su adicción a las drogas comienzan a estragar su frágil salud, él empieza a alucinar, quiere partir, quiere irse con Mariel a otro lugar:
Se va el tren / se va lejos / cuántos hay en la estación. / Estoy sólo si me dejan / estoy vivo si me voy / Veo el sol, sobre los techos,  / y estoy con vos, estoy con vos, estoy con vos.
Su estilo de vida con Mariel era rechazado por la pacata sociedad, sus libertades tenían que ser cercenadas porque invitaban a la rebelión, su ejemplo podía cundir y eso había que eliminar.

Sabían que quitándole su amor, le quitaban su vida, y así fue, lentamente en reuniones secretas, en conciliábulos llenos de envida se empezó a tejer el castigo:
El consorcio se reunió y del capitán se habló / y las damas indignadas protestaban / pero el capitán faltó y a la reunión no asistió / era natural estaba con Mariel.
Inexorablemente la conjura fue llevada a cabo:
Ella toma el ascensor a la noche / sin temor a que se caiga / pero al 5o no llegó, alguien la cuerda le cortó / y se cayó. / Y así Mariel murió.
Y efectivamente El Capitán no pudo resistir el pensar que el resto de su vida no la iba a volver a ver, que no iban a jugar en la playa, que no iban a preguntarse todos los porqués del universo, y él no aguantó más:
Y el pobre capitán lleno de espanto y de dolor / se suicidó
Sus amigos, un tiempo después, encontraron una carta que Natalio, El Capitán, escribió poco antes de despedirse de la vida, en ella decía:
Hubo un tiempo que fue hermoso / y fui libre de verdad,
Y hablándole a la Muerte y también a su Mariel, emite su desgarrado grito que es a la vez una promesa y un desafío:
Te encontraré una mañana / dentro de mi habitación  y prepararás la cama / para dos.

Y sus amigos del alma, con el tiempo comenzaron a extrañar a Natalio, el Capitán:
Y cuando pasó el tiempo / alguien se preguntó / a dónde fue a parar Natalio Ruiz, / el hombrecito del sombrero gris.
Ellos se juntan cada primer sábado de mayo, en la plaza del barrio a evocar su amistad, a recordarlo entre las hojas del otoño:
Dónde estás ahora, Natalio Ruiz / el hombrecito del sombrero gris? / Te recuerdo hoy, con tus anteojos, / que hombre serio paseando por la plaza!
La música del posludio nos llena del espíritu de ellos y da un justo fin al disco.

Conclusión:

Querido Roger Waters…. Tomátelas vos y tu Wall, tus chicos en máquinas picadoras, tus muros de alta tecnología y tus declaraciones de apoyo y desapoyo a Malvinas.

Acá hubo una obra conceptual anterior y mejor. 

Y encima estaba camuflada para que solo accedan aquellos que tienen en su corazón la clave de todos los enigmas.

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