Ahora bien tomemos ciertos supuestos:
Supongamos que voy a vivir hasta los ochenta años, es decir que me faltan vivir treinta años más.
Esos treinta años vienen a ser unos 10.950 días, más o menos unas 262.800 horas.
Supongamos que mi función “cambiar al mundo” sólo ocurre durante los días hábiles, es decir que sábados y domingos entro en modo “descanso” y como todos sabemos descanso es: Descanso.
Entonces si multiplicamos 115 días (50 fines de semana x 2 días = 100 días + 15 días de vacaciones = 115 días) nos da que debemos descontar 3.450 días, con lo cual nos quedan 7.500 días para cambiar el mundo.
Pero todavía nos quedan algunos ítems de descuento:
7.500 días equivalen a 180.000 horas.
Tomemos como parámetro que duermo 7 horas, trabajo 8 horas y entre tiempo dedicado para comer, asearse, necesidades fisiológicas, televisión, lectura y viajes descontemos 5 horas diarias, lo cual hace un total de 7.500 x 20 = 150.000 horas a descontar
Todo esto nos deja 30.000 horas que en días representan: 1.250 días.
Esto me lleva a una pregunta:
¿Es humano exigirle a un pobre tipo que cambie el mundo en sólo 1.250 días?
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