Cual inmovil clepsidra
que detenta la inmanente
perenne y recurrente
aridez del solipsismo
en que como escapismo
mi prístina razón peligra
Busco en tu terso reverso
(océano de plateado universo)
con la augusta fe del converso
destellos en tu abisal desierto
como talión axial a mi destierro
Expurgo de mi nefanda melopea
tu rostro corifeo que escamotea
la pleamar de tu risa sarracena
que plena de luz, abisma y replantea
lo egregio de tus ojos de azucena
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