miércoles, 20 de enero de 2021

Pirámide

De golpe sintió en todo su cuerpo el peso que venía con la toma de conciencia de la gravedad, los brazos pasaban de una sensación de flotación a convertirse en barras de metal pesado, a continuación, la presión casi insostenible en el pecho y el estómago.

 

Ni los más grandes equipos de científicos de toda la galaxia habían podido contrarrestar los efectos de la salida del hiperéstasis o simplemente “tasis” como coloquialmente se lo conocía. Muchas veces, casi siempre cuando intentaba soportar la etapa de los vómitos y retorcijones, se planteaba si valía la pena hacer esos saltos cuánticos, si el precio de los mismos eran esos efectos tan desagradables.

 

Luego de terminar con su adaptación al estado de vigilia, se dispuso a retomar el control manual para el desembarco en el planeta objetivo, pero un mensaje titilante en el tablero de control le notificó que la interrupción del hiperéstasis no era producto de la cercanía del objetivo, sino que su motivo era para recibir indicaciones del Comando Central.

 

Esta comunicación y sus supuestos cambio de órdenes lo llenaron de intriga pues a su entender el proceso de culturización en ese planeta era brillante, habían logrado la introducción de los cultivos y la crianza de animales para mejorar su alimentación, todo estaba saliendo de un modo perfecto, hasta se habían dado el lujo de ubicar en la cercanía del planeta una enorme estación de control permanente, camuflada como un satélite rocoso y sin vida, que además servía para estabilizar las mareas de sus océanos permitiendo que la vida en ese planeta (el tercero contando desde la estrella que les daba luz y calor) floreciera.

 

Las órdenes con que había empezado el viaje eran simples: Mediante el uso de imágenes holográficas, instrumentar en las diferentes poblaciones los procesos psicológicos como para que la razón sea su centro de adoración… hoy casi no tenían escritura pero con la razón como guía y fundamentalmente sin la interferencia de falsas deidades, en menos de tres siglos dominarían las fuerzas de la materia y el viaje interplanetario.

 

Soolink estaba intrigado, sólo circunstancias de extrema gravedad ameritaban la interrupción del hiperéstasis, había documentación médica que sugería la posibilidad de la ocurrencia de pequeños núcleos de confusión en los procesos intelectivos de los comandantes de naves, sutiles modificaciones en la concepción del sentido de las órdenes a cumplir y hasta existía registro de un caso (que fue tildado de extremo y con ínfima probabilidad de repetición) donde el comandante afectado había cambiado directamente el motivo de su misión.

 

Desde el Comando Central negaban la importancia de estas alteraciones y se justificaban ante la Junta Intergaláctica que sólo estaba contemplado interrumpir el estado de hiperéstasis ante situaciones de suma importancia.

 

Soolink fue a la sala de comando del platillo, se sentó y se dispuso a escuchar lo que suponía eran nuevas órdenes:

 

“Comandante Soolink se reitera la vigencia plena de la Restricción 3 del Procedimiento de Inducción Cultural de la Federación Galáctica. Su incumplimiento puede traer acarreado graves trastornos para la continuidad de su carrera científico militar en la Federación”.

 

Soolink se quedó inmovil esperando algo que se pareciera a una orden verdadera, pero el silencio seguido al oscurecimiento del comunicador fotónico le confirmó que eso era todo, entonces enfureció:

 

“Estos tienen la osadía de interrumpir mi hiperéstasis para recordarme que está prohibido inducir creencias religiosas en las poblaciones de mundos de nivel agrícola, que debemos estar atentos a no dejar huellas, evitar el encuentro cara a cara, tener cuidado de que no quede ninguna imagen en el subconsciente, ni órdenes posthipnóticas ni nada de eso… es humillante, me siguen tratando como si fuera un novato”.

 

De alguna manera sentía que la ominosa sombra de su pasado caía sobre él y ponía en vilo su carrera, en su juventud había participado como cadete en uno de los fracasos más resonantes de la Federación, en el Planeta Letoiine V para evitar una guerra entre pueblos muy salvajes, por descuido habían introducido subliminarmente la idea de un culto religioso orientado a la figura del “Gran Pez” que predicaba la paz en todos los océanos.

 

Pero el problema era que Letoiine V era un planeta desértico, eso creó una población fanatizada cuyo único objetivo trascendente era la búsqueda del “Gran Pez” entre médanos y llanuras de arena interminables… pobres habitantes de Letoiine V sus niveles de frustración y melancolía son de los más altos de la Galaxia.

 

Rumbo a su cápsula de hieréstasis, Soolink mascullaba:

 

“Cómo se ve que ellos nunca se despertaron de un éstasis, burócratas corruptos, les faltaba Vía Láctea, muchas reuniones, mucho escritorio, mucha medalla y pocos viajes interdimensionales…”

 

Pero Soolink se guardaba una revancha, al igual que muchos viajeros experimentados, él tenía la habilidad, luego de muchas pruebas y errores, de dominar la técnica del direccionamiento del éstasis y, en vez de todo un largo viaje plagado de sueños estériles y sin sentido, los conocedores de esta técnica podían establecer una historia central y hacer girar todas experiencias oníricas sobre ese relato.

 

Soolink mientras se cambiaba para entrar a su cápsula de éstasis había pensado todo, ya no gastaría sus esfuerzos en esos sueños de sus eternas aventuras con las chicas de Muuvant III que siempre le dejaban un regusto amargo y una sensación de vacío existencial.

 

De golpe se dio cuenta de que ahora le interesaban otras cosas…. Cosas que no podía definir claramente… mientras empezaba el proceso de sedación, persistentemente se le presentaba un objeto con forma de poliedro, cuyas caras laterales eran triángulos con un vértice común… Sí, sentía que su vida tenía ahora un sentido, tenía un objetivo y debía convencer a todos de la importancia de ese objeto que lo embelesaba…. A medida que iba sumergiéndose en las capas más profundas de su mente la imagen de esa forma se le presentaba cada vez más definida, sus bordes perfectos, la exactitud de sus medidas, lo inmejorable de su forma triangular, todo lo tenía subyugado…hasta tenía un nombre que le atraía de una manera insana cada vez que lo invocaba: Pirámide….

 

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