domingo, 28 de marzo de 2021

Fonetomímesis

Ayer en el Diario "La Nación" salió esta nota:

https://www.instagram.com/p/CM7ZiQtLzfI/?utm_source=ig_embed&utm_campaign=embed_video_watch_again


En misma aparece una entrada de Instagram donde se puede escuchar una grabación que para algunos dice: "¿Hija llevaste la plata de la bicicleta al padrino?" mientras que para otros se escucha la misma frase pero con una leve variación: "¿Hija llevaste la plata del alquiler al padrino?". 

La grabación, para ambas versiones, se repite tres veces.

El diario iguala esta nota a aquella que salió hace unos años sobre el color de un vestido que para unos era azul y para otros colorado (o algo así).

De casualidad (en realidad porque no había entendido que debía hacer) mientras leía la palabra "bicicleta" pulsé el botón de reproducir y escuché las tres veces "bicicleta" y me dije: "... no se cómo hay personas que pueden oir algo parecido a la palabra "alquiler"..."

A continuación, mientras pensaba en la imposibilidad de que alguien, con su sistema auditivo en condiciones, pudiera percibir la palabra "alquiler" pulsé para repetir la escucha y confirmar que había oído "bicicleta"... pero para mi gran sorpresa escuché tres veces la misma frase con la diferencia de que, ubicada casi al final, brillante, misterioso, como riéndose de mi se escuchaba el vocablo "alquiler".

Llevado por un golpe de intuición me dí cuenta que si pensaba: "... va tres veces "bicicleta"..." pues escuchaba tres veces la frase con la palabra "bicicleta" y, si por el contrario, pensaba en "alquiler", aparecía tres veces la proposición de siempre pero incluyendo como novedad insidiosa la palabra "alquiler" en vez de "bicicleta".

Llegado a ese punto, enarbolando mi condición de simpatizante de la investigación científica, no podía dejar las cosas como estaban, busqué complejizar aún más el experimento: Pensé en una secuencia que era toda una declaración de amor al método científico: "Bicicleta, bicicleta, alquiler".

Los escasos segundos que pasaron entre la orden de reproducir y su resultado en mi mente, donde las reglas básicas del espaciotiempo parecían haber caducado, duraron una eternidad. Como ustedes fatídicamente supondran, se repitió esta secuencia.

Los fantasmas de Madame Curie, Galileo, Einstein, Darwin y, porqué no, Nikola Tesla se me aparecieron solidarios y la indujeron a realizar otras pruebas para que no quedara duda alguna. 

Envalentonado por el recuerdo y la guía de tamaños predecesores, logré articular estas inquietantes secuencias: "alquiler, bicicleta, alquiler"; "bicicleta, alquiler, alquiler" y efectivamente pude comprobar que, reproducción de por medio, el milagro siempre se verificaba. 

Maravillado, por un momento pensé "Esto es magia", luego irrumpió la idea (algo más terrenal) "Este algoritmo lee mis pensamientos" pero, finalmente y a mi pesar, el racionalismo impiadoso que nos insuflaron esos canales de documentales científicos, se abrió camino en mi mente con esta explicación:

                           "Al elegir una de las dos palabras condicionamos
                               a nuestro cerebro a escuchar esa palabra".

Si bien esta explicación me deja medianamente satisfecho, aún hay cosas que no alcanzo a comprender, por ejemplo: La especial naturaleza de las dos palabras elegidas.

Se me ocurre que, para que pueda darse su intercambiabilidad, sus sonidos deben tener cierto grado de similitud, para identificar esta condición inventé la palabra: "Fonetomimesis" que vendría a señalar aquellas palabras que tienen sonidos de tal magnitud que pueden permutarse entre sí.

En beneficio de la investigación y para ver si esta sustitución funcionaba con cualquier palabra, me dispuse a probar con el término "Camilla" y muy sagazmente pensé en esta secuencia "Camilla, bicicleta, bicicleta".

Inmediatamente al poner en marcha la reproducción de la frase escuché "bicicleta, bicicleta, bicicleta", lo cual determinaba que "Camilla" y "Bicicleta", a pesar de tener ruedas y por lo tanto sus conductores pertenecer al mismo gremio de Camioneros, ellas, en su efímera condición de palabras, no son fonetomiméticas.

Entusiasmado pensé en gradaciones de la fonetomímesis, en donde "bicicleta" y "alquiler" tienen un alto grado de similitud fonética (lo que podríamos denominar como "Fonetomímesis Relativa"), mientras que las palabras "bicicleta" y "bicicleta" tienen un alto grado de similitud fonética (a esta condición la llamaremos "Fonetomímesis Absoluta").

Y este parecido sonoro puede ser de tal grado que un observador desprevenido puede caer en el error de pensar que el sujeto enunciante está repitiendo la misma palabra (observación al paso: Cuanta falta nos hacen más personas con oído absoluto como el gran Charly García).

Rápidamente descubrí que había un montón de palabras con fonetomímesis absoluta, como por ejemplo: "Bicicleta"; "Bicicleta"; "Bicicleta"; "Bicicleta"; "Bicicleta"; "Bicicleta"; "Bicicleta"; "Bicicleta"; "Bicicleta"; y, para no agotar al lector, finalizaré con ""Bicicleta".

Así que entre los diferentes significados de las mismas, busqué con ahínco las palabras adecuadas y armé esta sentencia:

                       "Bicicleta bicicleta bicicleta bicicleta bicicleta bicicleta bicicleta"

Por si alguno se ha perdido en los meandros del arte de la fonetomímesis, una rápida explicación de esta sentencia nos dice que se refiere a esta idea:
 
                                  "El encierro prolongado conduce a la locura"

Bien, hasta aquí llegué yo, dejo el resto del camino al resto de la ciencia, razón por la cual paso a  despedirme con mi nuevo saludo de fonetomímesis absoluta: "Alquiler alquiler alquiler alquiler alquiler" ("Un fuerte abrazo para todos")

No hay comentarios.:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...