Jesús se encontraba en Betania, en casa de Simón el leproso.Se acercó a él una mujer mientras estaba a la mesa, con un frasco de mármol precioso lleno de un perfume muy caro, y se lo derramó en la cabeza.Al ver esto, los discípulos protestaban: «¿Para qué tanto derroche? Este perfume se podía haber vendido muy caro, para ayudar a los pobres».Jesús se dio cuenta y les dijo: «¿Por qué molestan a esta mujer? Lo que ha hecho conmigo es realmente una buena obra. Siempre tienen a los pobres con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre. Al derramar este perfume sobre mi cuerpo, ella preparaba mi entierro. En verdad les digo: dondequiera que se proclame el Evangelio, en todo el mundo, se contará también su gesto, y será su gloria»
Porqué digo que me parece extraña esta cita, pues me
hace sentir que en el mismo momento en que la he contado, he cumplido con el
mandato de Jesús y ayudé a recordar el gesto de esa mujer:
«…se contará también su gesto, y será su gloria»
En cuanto vos leas este relato también te estarás
asociando al cumplimiento de esta profecía.
El relato como vivificador de un hecho pasado.
El relato como instrumento de homenaje, el recuerdo
como estuche de algo mayor, como si pudiéramos volver a revivir un momento y
adecuarlo a nuestro hoy.
La etimología de la palabra “recuerdo” viene del
latín y está formada por “re” (de nuevo) “cordis” (corazón), es decir que
recordar es volver a pasar por el corazón.
Volver a sentir lo que sentimos, volver al pasado,
regresar, intentar sentirlo con las mismas fuerzas…
Tal vez sea ese mi único y posible homenaje para este
dos de abril, un recuerdo para todos los argentinos que lucharon en Malvinas.
http://www.youtube.com/watch?v=iHMap_BiYaA
http://www.youtube.com/watch?v=PqY-SqPbJ8s
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