martes, 24 de febrero de 2009

Caída libre

Cuando llegó se dio cuenta de que algo andaba mal, apenas entró y vio la cara de Estela supo que se trataba de Nancy.

- ¿Por qué llora? ¿Qué le pasa?
- Le duele la muela, está así desde la tarde

Roberto miró a Estela. - ¿la llevaste a la salita?
- ¡Sí, es la muela de abajo, pero no pueden sacársela porque está infectada, ya no tenían más remedios, así que la médica me dio una receta para un antibiótico, fui a la farmacia pero vale 46 pesos….! Tenemos que volver mañana y si está deshinchada se la sacan…

Roberto miró el piso con rabia, sólo había encontrado un ventilador roto y los cartones y botellas de plástico de todos los días… nada… no llegaba a juntar ni diez pesos….

Roberto entró a la piecita de los chicos y allí estaban los dos varones mirando como lloraba su hermanita. La alzó y le preguntó: - Negrita mía, ¿Qué te pasa?

Ella lo miró con los ojos rojos de llorar: - Me duelen mucho los dientes… ¿por qué me pasa esto? El la apretó contra su pecho y le dijo: …Negrita, ya va a pasar… ya va a pasar…

Rolo, el más grande de los chicos lo miró y le acarició la cabecita a Nancy: ¡Vamos Negrita, vamos a ver la tele! Ella siguió llorando abrazada a su papá. Los gritos de la nena llenaban toda la casita.

Estela no lo miraba, solo estaba sentada con los ojos clavados en sus zapatos… Roberto al verla así, en silencio, sintió que se asomaba a un abismo, desde hace unos años que no se detenía en su caída, el despido, las changas, la mudanza… las peleas…

Entonces fue a la heladera, sacó el vino y la azucarera, sirvió un vaso bien lleno, esos de metal que compraron hace unos años cuando trabajaba en la fábrica y hacían planes de irse de vacaciones, le puso cuatro cucharadas de azúcar y lo revolvió

Trajo a la nena y le dio el vaso:
- Negrita, tomá esto que te va a curar
- Papi, ¿Qué es?
- Es un remedio, tomalo

Nancy le dio un sorbo largo y lo tomó todo, siguió llorando en brazos de su papá…a los cinco minutos empezó a sudar y enseguida vomitó… tenía la voz rara, tartamudeaba, llamó a la mamá y siguió llorando pero cada vez más despacio…

Roberto la abrazó y mirando la carita colorada de Nancy le empezó a cantar como cuando era recién nacida: “Duérmase mi Nancy… duérmase mi amor… duérmase pedazo de mi corazón…” al rato se quedó profundamente dormida…

Roberto la acostó, guardó el vino y se puso a llorar en silencio.

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