Me circunda la acedia
hasta llegar a la anomia
como abstrusa comedia
de pirámide sin momia.
Mis deseos coalescen
en laberintos sempiternos
y en ellos se desvanecen
cual meandros del averno.
Mi voz fungió en égloga.
Mi mirada rezumó análoga
dándo pábulo a la estólida
récua de vidas anómalas.
Cual Dédalo desencadenado
me presiento inmisericorde
Con mi sueño amortajado
arrobando al fenecido orbe.
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