SALAMANDRA
(Cántico para una estufa)
Infierno pequeño,
Gehena menuda,
tu rojo empeño,
calcina sin duda.
Estuviste callada,
gran parte del tiempo.
Te vimos cerrada,
fría y sin aliento.
Te creimos sin sentido,
resignada a decorar,
y el otoño fue testigo,
de tu furtivo despertar.
Aqui hay quién te respeta;
y quién te admira sin cesar.
A los primeros les inquieta,
tu tendencia a sofocar.
Por eso te rogamos,
compañera carmesí,
calienta nuestras manos,
sin quemarnos la nariz
POSITIVO
Bienvenido al mundo que no brilla
Bienvenido a los cielos sin soles
Nada de lo que hagas se verá
Nada de lo que digas se oirá.
Por todo esto: ¿estás seguro?
¿mirá que nadie te obliga?
Mirá que nunca nadie te dirá:
¡Adelante! que ya estás cerca.
Pero sin embargo
vuelves una y otra vez
como una botella a la playa
como un animal a la trampa
Será ese tu destino
Será ese tu camino
Mirá que yo también
estoy volviendo
Y a pesar de tanto llanto
al final creo que es un río
el agua me trae calor y frio
desnudez y cálido abrigo
Será que debemos esperar
la botella llegará a la arena
el animal escapará sin pena
y volveremos a la vieja casa
a disfrutar de la luna llena.
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