El sol se levanta sobre el fondo plateado
de un nuevo día que se promete soleado.
Poco a poco el subte se despereza silente
y sus escaleras se tragan a toda esa gente.
La primavera se avecina con su carga
de picnics y árboles florecientes
nuevas ropas ya salen refulgentes
a nadie nada lo entristece y lo amarga.
El barrio se despierta, son las seis y treinta
La avenida comienza a cargarse, son las siete.
En el aire se respira un aroma: te de menta
que alguien se prepara fuerte como un ariete
Me cambio, tomo las cosas y salgo
el aire frío golpea en mi cara
la locura diaria se desparrama
plata, documentos, ruidos y frenazos
la cotidianeidad me atrapa en sus lazos
Otra jornada se anota en mi libro de días
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